La primera vez que papá murió todos pensamos que estaba
fingiendo. Todos éramos mi hermana Rebe y yo, que nos habíamos sentado en la
cocina para comer tostadas de pan y aceite con la radio puesta.
—Es un desayuno de mayores, no sé cuántas veces os lo
tengo que decir —dijo mamá antes de salir de casa.
Pero nos gustaba. No nos hacía daño ni hacía daño a los
demás, tampoco molestaba a nadie ni era incómodo, ni había que guardarlo en
secreto, ni nos hacía llorar en la cama antes de dormir, ni nos ponía tristes
toda la semana, ni nos dejábamos de hablar con alguien por hacerlo, así que tan
de mayores no era.
Ese día empezábamos el colegio, podía decirse que había
acabado definitivamente el verano. Mi hermana y yo nos cruzábamos de un lado a
otro de la casa con los ojos como platos, en pleno estupor. La noche anterior
al primer día, mientras daba vueltas en la cama intentando dormirme, oí a mi
madre moviéndose por mi cuarto como los reyes magos. Al despertar encontré mi
cartera llena de libros, los bolígrafos metidos en las cartucheras y la ropa
encima de la silla, lavada y planchada.
—Cualquiera diría que tienes pensado aprobar alguna —dijo
mi hermana.
Pero esos momentos, víspera del curso, eran los únicos en
que mamá pensaba que yo podía llegar a ser algo de provecho. Estaba aún morena
de la playa y muy ilusionada conmigo, y le hablaba a todo el mundo de mí y de
lo que yo iba a hacer ese curso, de lo mucho que iba a estudiar y a esforzarme
para recuperar el año que había perdido. Esa noche me ordenaba los rotuladores
como si ya me estuviese ordenando los ahorros; la imaginaba haciéndolo mientras
les pasaba las cuentas pendientes a sus amigas, que tenían todas hijos más
guapos, más listos y más imbéciles que yo.
Mi madre, mi guapa y joven madre: tan llena de vida esa
mañana, no como otros. Han pasado ya algunos años, pero tengo ese día frente a
mí tan cerca que si estirase la mano podría introducirme dentro. Hacía todavía
calor, amanecía temprano, la vecina hacía correr el cordel de la colada y por
la ventana abierta del salón se oía el ruido del tráfico. Yo llevaba un
pantalón corto y un polo granate; Rebe no llevaba medias.
Cuando acabamos de desayunar tiré la cuchara al fregadero
desde la puerta de la cocina, como si fuera Magic Johnson, y Rebe y yo saltamos
del susto porque se oyó un ruido enorme, como si en lugar de la cuchara hubiese
tirado una lámpara. Hubo otro ruido más después de ése, y entonces supimos que
se había caído algo muy pesado en la casa.
Fuimos corriendo hasta la puerta del cuarto de nuestros
padres, ni un centímetro más.
—Hace el capullo —susurró mi hermana.
Papá estaba tirado boca arriba de una forma tan perfecta
que parecía que le hubieran disparado una flecha. Uno de nosotros dos tenía que
acercarse, pero ninguno quería hacerlo porque en el fondo teníamos miedo de que
papá se levantase de golpe dándonos un susto de muerte. Yo empecé a sudar, creo
que fue la primera vez que tuve sudores fríos. Volvería a sudar muchas veces,
por razones importantes y por razones estúpidas, pero ésa no la olvidaré porque
fue la primera vez que tuve miedo de verdad, la clase de miedo que una vez que
se tiene ya nunca se va del todo.
Recuerdo las cortinas blancas que mamá había ido a
comprar conmigo la primavera anterior, el olor a suavizante de las sábanas en
la cama recién hecha y la alfombra verde estirada al lado del armario. La
lámpara de la mesilla de noche rota en el suelo, el tapete colgado de la borla
del cajón. Si papá…
1.
¿Quién cuenta la historia, un narrador externo o
un personaje? ¿Cómo es por lo que se dice en el texto? ¿Cómo te lo imaginas tú?
2.
Para el protagonista del texto ¿Qué cosas son de mayores?
3.
¿Cuándo fue la primera vez que el protagonista
tuvo “miedo de verdad”?
4.
¿El padre ha muerto? ¿Cómo lo has deducido?
Copia la oración del texto que te ha dado la pista
5.
Subraya en el texto las oraciones que te
parezcan más descriptivas
6.
Céntrate en el primer párrafo y localiza:
a.
Un nombre propio y otro común; un nombre
contable y otro no contable;
b.
Un verbo en forma no personal, otro en pretérito
imperfecto, otro en pretérito pluscuamperfecto, pretérito perfecto simple
c.
Un pronombre personal y un determinante posesivo
d.
Una preposición y una conjunción
7.
Explica con tus palabras el significado de víspera, borla, fingir,
8.
Separa en sílabas: aceite, esforzarme, tenía
9.
¿Cómo son las palabras del ejercicio 8 por su
acentuación? ¿Por qué llevan, o no, tilde?
10.
Continúa el texto otras 5 ó 6 líneas.
Ahora vamos a leer el capítulo completo del texto que os he dictado,, recordad que se trata de El principito y que su autor es Antoin de Saint- Exupéry:
http://microtop.ca/lepetitprince/capitulo21.html
Ahora vamos a leer el capítulo completo del texto que os he dictado,, recordad que se trata de El principito y que su autor es Antoin de Saint- Exupéry:
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